Con este título, el pasado miércoles 11 de noviembre de 2015 se realizó en Roma un desayuno de trabajo organizado por el Centro de Estudios de Oriente Medio de la FPSC.
Intervinieron: Fessahazion Pietros Menghistu, Embajador del Estado de Eritrea en Italia y Suzanna Tkalec, Directora Humanitaria de Caritas Internationalis.
El embajador Menghistu presentó una visión general con las condiciones socio-económicas en Eritrea, agravadas por «la situación de amenaza internacional perenne en que se encuentra el País y de las injustas sanciones que asimismo afligen al Estado”.
Eritrea sigue siendo uno de los países más pobres del mundo y, a pesar de las importantes inversiones en formación, infraestructura, o políticas de desarrollo, a los jóvenes -forzados a un servicio militar mal pagado y de manera indefinida debido a motivos de seguridad- no les queda otra que emigrar a Europa. Ya que «haciendo una petición de asilo político, este se les concede en alrededor de dos semanas». Pero los jóvenes –según el embajador- no emigran por motivos de oposición al gobierno, lo hacen por razones económicas. Por ello, es necesario “dialogar seriamente, dándose una cooperación entre Eritrea y Europa”.
Suzanna Tkalec ha tratado la situación de la emergencia migratoria, subrayando cómo la mayoría de estos son sirios, afganos, eritreos y pertenecen a una clase media, dotada de medios para poder afrontar el coste del viaje.
El director humanitario de Cáritas Internationalis, brazo social y humanitario de la Iglesia Católica, ha explicado cómo las necesidades de los refugiados en Oriente Medio están hoy satisfechas, con los medios económicos a disposición, sólo en un 50%; debido a esto, la alternativa es la emigración.