“Antes, cultivábamos los tomates en invernaderos, los lavábamos, los exprimíamos a mano, los colábamos, los pelábamos, los extendíamos y les echábamos sal. Nos costaba mucho esfuerzo, por lo que solo preparábamos cantidades suficiente para nuestras casas” recuerda una de las productoras de tomate que forma parte de una cooperativa en Yenín (Palestina).
Gracias al proyecto que estamos desarrollando en colaboración con Rural Women’s Development Society (RWDS), y con el apoyo financiero de la Generalitat Valenciana, mujeres palestinas han encontrado la oportunidad de organizarse en cooperativas productoras de alimentos y, así, sacar juntas adelante sus propios medios de vidas.
Así, por ejemplo, esta cooperativa de productoras de tomates ha contado con el apoyo necesario para organizarse, al mismo tiempo que han adquirido los conocimientos técnicos requeridos y dispuesto de la maquinaria y los espacios adecuados para desarrollar su actividad productiva de una manera mucho más eficiente.
“Ahora, en vez de cocinar para cinco, cocinamos para quinientos” cuentan con satisfacción, ya que, si antes solo podían producir tomate para consumir en sus propios hogares, actualmente son capaces de venderlo e, incluso, promocionarlo de manera profesional.
¡No os perdáis su testimonio en este vídeo!