14 octubre, 2024
Día Mundial de la Alimentación 2024: Seminario en la FAO con la contribución de Fundación Promoción Social

Con motivo del Día Mundial de la Alimentación 2024, el 10 de octubre se celebró en la sede de la FAO (Roma) un seminario de estudio organizado por el Foro de ONG de inspiración católica y la Misión Permanente de la Santa Sede ante la sede de la ONU en Roma.

El Foro de Roma, del que forma parte la FPS, fomenta una colaboración más incisiva entre entidades unidas por una visión común, promoviendo una acción coordinada en las Agencias de Naciones Unidas.

La reunión fue inaugurada por el Cardenal Peter Kodwo Turkson, canciller de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales, con un videomensaje en el que señaló que, a pesar del aumento de la producción mundial de alimentos, crece el número de personas subalimentadas, atribuyendo esta paradoja a la desigual distribución de los recursos alimentarios y a la falta de solidaridad mundial.

El Cardenal destacó la importancia de un enfoque científico y de políticas innovadoras para hacer frente a la crisis alimentaria, subrayando la urgente necesidad de desarrollar soluciones que puedan mitigar realmente el hambre en el mundo.

A continuación, tomó la palabra la profesora Simona Beretta, catedrática de Política Económica de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Università Cattolica del Sacro Cuore, quien abordó la cuestión de las normas del comercio internacional y su repercusión en el acceso a los alimentos.

Destacó cómo las políticas proteccionistas y las fluctuaciones de los precios agrícolas han afectado a la seguridad alimentaria mundial, especialmente en los países con rentas más bajas. También subrayó la importancia de reformar las políticas comerciales para garantizar un acceso justo a los alimentos, promoviendo normas más justas que limiten el poder de las grandes empresas y apoyen las economías locales.

Tras la intervención de la profesora Beretta, Mons. Robert J. Vitillo, asesor principal del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, habló sobre la gravedad del desperdicio de alimentos y su impacto tanto en la pobreza mundial como en el cambio climático. Destacó que el 20% de los alimentos producidos en el mundo se pierden o se desperdician, lo que contribuye significativamente a las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.

Monseñor Vitillo subrayó la urgencia de reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos como paso esencial para respetar el derecho a la alimentación y para un futuro sostenible, y pidió medidas concretas para invertir esta tendencia perjudicial.

Maurizio Martina, director Adjunto de la FAO, pronunció un discurso de bienvenida, subrayando la necesidad de reforzar el multilateralismo como única vía para alcanzar los objetivos fijados en la lucha contra el hambre en el mundo.

Después fue el turno de los testimonios de algunas Organizaciones No Gubernamentales, miembros del Foro de Roma, entre ellas la Fundación Promoción Social, que ofreció un análisis en profundidad de sus intervenciones en Etiopía, una de las naciones más afectadas por la crisis alimentaria mundial.

«Desde 2006«, explicó Rossella Miranda, delegada de FPS en Italia, “la Fundación ha invertido alrededor de 8 millones de euros para desarrollar 13 programas en colaboración con la Comisión de Desarrollo Social de la Iglesia Católica etíope, concentrando sus esfuerzos principalmente en las regiones de Somalia y Oromia, zonas notablemente vulnerables a las perturbaciones climáticas y caracterizadas por un acceso limitado a servicios básicos como el agua y la electricidad”.

Así, Miranda explicó el enfoque holístico y multisectorial de la FPS, destinado a disminuir la vulnerabilidad de las comunidades rurales mediante una serie de intervenciones sostenibles y diversificadas, en el marco del Convenio que desarrolla en la región Somalí. “En los últimos años”, recordó, “los esfuerzos se han centrado en reforzar las capacidades agrícolas locales mediante la introducción de cultivos resistentes al clima y sistemas de regadío sostenibles, así como en promover la agrosilvicultura doméstica”.

Estos esfuerzos no sólo han mejorado la disponibilidad y la calidad de los alimentos, sino que también han reforzado la autosuficiencia de las comunidades a largo plazo. También destacó la atención prestada a la igualdad de género, reconociendo y potenciando el papel de las mujeres, especialmente afectadas por la crisis climática, en el proceso agrícola. La participación de las mujeres ha demostrado ser un factor determinante en el éxito de los programas, como confirma una evaluación externa en la que han participado 12.000 beneficiarios durante los últimos cuatro años.

De esta forma, nuestra delegada pudo mencionar las obras de infraestructura en respuesta a la sequía: la Fundación construyó y rehabilitó pozos y embalses, garantizando el acceso al agua para consumo y riego a más de 80.000 personas. Esto no sólo mejoró las condiciones de vida de las comunidades, sino que también contribuyó a su salud.

Además, los proyectos de la Fundación hacen hincapié en la adopción de metodologías de respuesta local, como el «aprendizaje práctico» y la «escuela de campo para agricultores y pastores», que permiten a las comunidades adaptarse y prosperar a pesar de los retos.

La reciente incorporación al Grupo de Trabajo sobre Agricultura, dirigido por la FAO, es un signo del reconocimiento del valor del trabajo de la Fundación y de su capacidad para contribuir a soluciones compartidas y eficaces para combatir la inseguridad alimentaria en Etiopía y más allá.

En la conclusión del seminario, Vincenzo Conso, coordinador del Foro de Roma, presentó el Manifiesto elaborado por las ONG miembros, haciendo hincapié en la importancia de acciones concretas y oportunas, recordando la exhortación del Papa Francisco y los objetivos de la Agenda 2030, promoviendo un compromiso global con la agricultura sostenible y la eliminación del hambre.

Las palabras finales vinieron de Mons. Fernando Chica Arellano, Observador Permanente de la Santa Sede ante la FAO, el FIDA y el PMA: «El derecho a la alimentación será una realidad tangible si, dejando atrás toda retórica, ponemos a cada persona en el centro de nuestras estrategias y acciones. No podemos contentarnos con elaborar estadísticas. Son las personas las que deben contar. Los datos vienen después».

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