Hoy, 15 de octubre, celebramos el Día Internacional de las Mujeres Rurales, una fecha en la que, desde nuestra Fundación, aprovechamos para resaltar el papel crucial y decisivo que desempeñan estas mujeres para impulsar el desarrollo económico y social, así como para hacer frente a la pobreza extrema, el hambre y el cambio climático.
Mariam Zakarneh es un claro ejemplo de ello. Mariam vive en la gobernación de Yenín, en el extremo norte de Cisjordania (Palestina), una zona en la que las mujeres rurales sufren especialmente la crudeza del desempleo, ya que representan un 41,2% frente al 17,3% de los hombres.
En busca de una solución
Mariam pertenece a la Asociación del Centro de Mujeres de Deir Ghazala y cuenta que, desde que estalló la pandemia de Covid-19, “no hemos tenido ninguna oportunidad que nos ayudase a generar ingresos organizados para nuestra asociación o crear empleo para las mujeres”. Ante esta situación, se pusieron en marcha para identificar algún proyecto adecuado y viable que les permitiese impulsar el empleo y desarrollo rurales de estas mujeres y, así, aprovechar que “nuestro pueblo está considerado el mejor para plantar hortalizas”.
Motivadas por la necesidad de hacer frente a los efectos de la crisis económica que sufre el país, así como por desempeñar un papel activo en sus comunidades y contribuir a los ingresos familiares, estas mujeres se organizaron y terminaron participando en el proyecto que desarrollamos en Yenín, Palestina, en colaboración con nuestro socio local Rural Women’s Development Society (RWDS) y con el apoyo financiero de la Generalitat Valenciana.
El objetivo de esta iniciativa es promover el derecho de acceso al trabajo de las mujeres rurales en Yenín, contribuyendo a generar un desarrollo equitativo, inclusivo y sostenible, ya que ellas juegan un papel central como agentes del cambio económico y social. Para lograrlo, se está trabajando en la mejora de sus perspectivas socioeconómicas mediante el fortalecimiento del trabajo cooperativo en sus dimensiones productivas, financieras y comerciales.
Algunas mejoras e ideas de cara al futuro
A través de su participación en este proyecto, Mariam cuenta como, por lo pronto, ya han alcanzado objetivos tan importantes como revivir el club de mujeres de Deir Ghazala, crear oportunidades de empleo para mujeres, generar ingresos, o la implicación de algunas instituciones que ya trabajan con la asociación.
Además, desvela que “hay ideas para seguir desarrollando el proyecto con la creación de nuevas oportunidades de empleo para las mujeres”. También explica que se espera ampliar y diversificar el trabajo del centro y expandir la búsqueda de fuentes de apoyo para las mujeres. En este sentido, Mariam y sus compañeras tienen como objetivo impulsar la creación de redes de colaboración con las autoridades locales para activar aún más el protagonismo decisivo de la mujer en el desarrollo rural de la región.
“Este proyecto nos ha ayudado a mostrar cuál es el papel de la mujer en nuestro pueblo y su participación determinante en las actividades agrícolas y económicas”. Por otra parte, destaca que esta iniciativa también ha significado una oportunidad para mejorar y fortalecer la colaboración con el Ministerio de Agricultura y con las autoridades locales.