16 octubre, 2024
Habsa Ahmed garantiza la seguridad alimentaria de su familia gracias a sus propios cultivos, en Etiopía

Habsa Ahmed es somalí, tiene 65 años y 8 hijos. Forma parte de un grupo de generación de ingresos por producción de hortalizas y frutas, lo que le ha permitido mejorar y garantizar la seguridad alimentaria de su familia, así como generar sus propios ingresos, contribuir al desarrollo rural de su comunidad y hacer frente a los efectos del cambio climático. Pero no siempre ha sido así.

Antes de formar parte de este grupo, Habsa y su familia vivían una situación muy difícil: “el principal problema que teníamos era la falta de acceso al agua, pero tampoco teníamos semillas para cultivar debido a las sequías y las pérdidas de producción. No teníamos ningún tipo de recurso para sobrevivir. Era una situación muy dura”. Además, recuerda que, pese a que puntualmente recibían algunas ayudas gubernamentales para alimentarse, nada era suficiente. “Como mecanismo de supervivencia vendimos algunas de las pocas cabezas de ganado que nos quedaban para comprar alimento, también recibimos apoyo de familiares que viven en otras zonas… incluso tuve que enviar a dos de mis hijos, de 17 y 19 años, a otras ciudades a trabajar como jornaleros para que pudiésemos garantizar la alimentación de nuestro hogar”.

Una oportunidad

Todo comenzó a cambiar cuando Habsa fue seleccionada para recibir varias formaciones en diversificación de ingresos, agricultura y ganadería, así como en cuestiones relacionadas con el empoderamiento y la igualdad de las mujeres. Todo ello en el marco del convenio que estamos implementando en Etiopía con la AECID, en consorcio con la ONG Rescate, y en colaboración con nuestros socios locales Ethiopian Catholic Church Social and Development Commission (ECC-SDCO) y Horn of Africa Voluntary Youth Committee (HAVOYOCO).

Estos conocimientos le sirvieron como base para entrar a formar parte del grupo de generación de ingresos por producción de frutas y hortalizas y, así, comenzó a cultivar una parcela que tenían ella y su marido y que, hasta entonces, no utilizaban.

Gracias al sistema de irrigación que también se instaló en el marco de la iniciativa, Habsa pudo comenzar a sembrar cereales, hortalizas, árboles frutales, plantas forrajeras para el ganado… y muchos árboles. En este sentido, destaca que las formaciones que recibió le han sido de gran ayuda, ya que le han permitido incrementar la producción agrícola, optimizar la gestión de los recursos y, sobre todo, garantizar la seguridad alimentaria de su familia. “El año pasado obtuvimos 200.000 birs (*divisa etíope) por venta de productos agrícolas, ¡nunca habíamos ganado tanto dinero” exclama.

Día Mundial de la Alimentación 2024

Un año más, este 16 de octubre celebramos el Día Mundial de la Alimentación, una fecha en la que recordamos que, pese a que la producción de alimentos mundial sería suficiente para abastecer a toda la población, se estima que más de 730 millones de personas pasan hambre en el mundo. Los conflictos, las graves consecuencias del cambio climático y el desigual reparto de los recursos, entre otros factores, provocan que esta escasez sea especialmente severa en países más desfavorecidos.

Así, desde nuestra Fundación trabajamos en Etiopía y muchos más países para que personas como Habsa tengan una oportunidad para superar su situación inicial de vulnerabilidad e inseguridad alimentaria y, así, logren producir sus propios alimentos y garantizar la salud nutricional de sus familias y comunidades.

 

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