6 marzo, 2020
En ocasión del Día Internacional de la Mujer reivindicamos que se garanticen los derechos humanos para todas las mujeres

 

Nos unimos a la celebración del Día Internacional de la Mujer, cuyo lema elegido este año por Naciones Unidas es “Soy de la generación igualdad: por los derechos de las mujeres”.

En muchos países se vulneran de forma flagrante los derechos humanos fundamentales. En concreto, según el Índice de Derechos de Mujeres y Niñas, los derechos de las mujeres y de las niñas se encuentran en riesgo extremo en 80 países, incluyendo 33 países de África subsahariana.

Conseguir la igualdad de derechos entre hombres y mujeres es un derecho humano básico, crucial a la hora de promover desarrollo.

En Etiopía las mujeres tienen menor acceso que los hombres a la tenencia de tierra, al crédito y a la herencia, lo que determina diferencias en los niveles de desarrollo humano entre hombres y mujeres.

Pero además en este país existen problemas que suponen una vulneración de los derechos más fundamentales de las mujeres y las niñas como son los matrimonios forzosos a edades tempranas y la mutilación genital femenina.

Fundación Promoción Social, junto con la ONG Rescate y nuestro socio en Etiopía Ethiopian Catholic Church Social and Development Commission (ECC-SDCO), y en el marco del convenio financiado por AECID, con motivo del Día Internacional de la Mujer (#8m), organiza los días 7 y 8 de marzo diferentes foros y seminarios para fortalecer la igualdad y el empoderamiento de la mujer en la región somalí en Etiopía.

El objetivo primordial y fundamental de esta actividad es prevenir y responder a la violencia contra la mujer, teniendo como foco, un grupo de mujeres agrícolas, niñas y hombres seleccionados en Tuluguled en el sur del woreda Jijiga.

La actividad trata de abordar los problemas fuertemente arraigados, como la mutilación genital femenina y el matrimonio forzado, así como tratar las actitudes y creencias negativas de las personas hacia las mujeres y sus problemas.

La intervención pretende centrarse en dos áreas: sensibilizar a la comunidad sobre cuestiones clave para la eliminación de desigualdades entre hombres y mujeres, y mejorar la capacidad de respuesta y la prevención de la violencia de género entre los miembros de la comunidad, los líderes religiosos y las instituciones locales y gubernamentales.

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