La joven guatemalteca Irma Benito es promotora agropecuaria. Para llegar a serlo, Irma se ha capacitado y ha adquirido los conocimientos técnicos necesarios para tratar las tierras, manejar los cultivos y cuidar de los animales.
Esta preparación, ha supuesto un antes y un después en su vida y en la de su familia, ya que antes de estar capacitada, Irma no sabía cómo enfrentar muchas dificultades derivadas de las plagas, las sequías, las enfermedades de los animales y otros efectos adversos que, como consecuencia directa, perjudicaban gravemente su seguridad alimentaria.
“Antes solo sabía sembrar frijol y maíz, pero no sabía sembrar verduras y otros cultivos. No tenía conocimientos, por lo que se me morían las plantas, tenía muchas plagas que no sabía combatir…” recuerda. Según comparte Irma, tampoco disponía de sistemas de riego ni contaba con las habilidades técnicas necesarias para preparar y tratar los terrenos de los cultivos. Alimentar a sus pollos y cuidarlos correctamente también era un problema en muchas ocasiones.
La suerte de Irma, y con ella la de su familia y la de su comunidad, cambió drásticamente en el momento en el que se formó para ser promotora agropecuaria y entró a formar parte del proyecto que desarrollamos en las comunidades rurales de San Bartolomé Jocotenango y San Pedro Jocopilas, en Quiché (Guatemala), con nuestro socio local FUNDAP y el apoyo financiero de la Comunidad de Madrid.
El papel crucial de Irma como promotora agropecuaria
El objetivo principal de esta iniciativa es fortalecer la seguridad alimentaria de la población indígena más vulnerable que vive en estas comunidades que, además, se encuentran dispersas geográficamente. Para lograrlo, el papel de los promotores agropecuarios, como Irma, es clave, ya que hacen extensibles a sus vecinos las prácticas agropecuarias que ellos mismos han aprendido para producir alimentos nutritivos y, así, abandonar la situación de inseguridad alimentaria en la que se encuentran muchas familias.
La propia Irma relata que, gracias al apoyo y todos los conocimientos que ha adquirido, ahora no solo es capaz de producir sus propios alimentos, sino que también los vende. De esta forma, ella consigue generar ingresos y facilitar las condiciones de vida de sus vecinos. “Vienen a comprar verduras a mi casa, ya no tienen que ir al mercado” explica Irma, ya que su comunidad vive muy alejada del municipio “más cercano” al que tenían que acudir antes para adquirir sus alimentos.
El agradecimiento de Magdalena
Al ser promotora agropecuaria, Irma desempeña una labor crucial de cara a su comunidad, ya que los conocimientos que tiene le permiten ayudar y enseñar a otros vecinos a sembrar verduras y cuidar a los animales. Precisamente, Magdalena es una de estas vecinas que, además del apoyo necesario para aprender a cultivar, también ha recibido las semillas con las que comenzar a cosechar sus propios alimentos.
“Hemos recibido mucho apoyo en la comunidad” expresa Magdalena con agradecimiento. Así, explica que ya es capaz de producir sus propios alimentos para su familia y que, además, lo que le sobra lo vende en el mercado a otros vecinos. Así, entre todos, lograrán que cada vez sean más las familias de su comunidad que puedan alcanzar esta seguridad alimentaria.