8 abril, 2025
La experiencia de Lucía Buxens acompañando a las niñas de Dorothea Rescue Centre (Kenia): “Les hacemos muy conscientes de que su pasado no determina su futuro”

Lucía Buxens es una joven madrileña de 26 años. En marzo de 2024, Lucía tomó una decisión que, según cuenta, “haría que mi vida y mi corazón cambiasen para siempre”. Dejó su trabajo en una empresa de consultoría y puso rumbo a África para emprender una aventura con la que había soñado desde pequeña.

Lucía, ¿qué te empujó a tomar la decisión de ir a África?

Desde niña y lo largo de mi vida, había pensado muchas veces en viajar a África para conocer a fondo su realidad, pero nunca me había atrevido a dar el paso. No quería una experiencia de solo unas semanas, sino que quería algo más y, además, me encontraba en un punto de mi vida en el que sentía que necesitaba un cambio. Decidí priorizar lo personal a lo profesional, y finalmente, me lancé y me fui a vivir la mejor experiencia de mi vida.

Y finalmente escogiste Kenia como destino… ¿cómo comenzaste a preparar el viaje? ¿Qué expectativas tenías al principio?

Cuando pensé en irme, llamé a mi tío, Father Edward, que es sacerdote y vive en Nairobi desde hace más de 15 años. Él es quien me ayudó a preparar mi viaje y quién me puso en contacto con Dorothea Rescue Centre para pasar allí mi estancia. No tenía ninguna expectativa especial, solo ayudar en lo que pudiera y darme a los demás. Iba con algo de miedo, pero, sobre todo, ¡con muchísima ilusión y nervios!

¿Cómo explicarías qué es Dorothea Rescue Centre y en qué consiste su labor?

Básicamente, se trata de un centro que rescata niñas de entre 6 y 12 años de las calles de Nairobi, las rehabilita y las reintegra en la sociedad a través de la educación y la incorporación al colegio. El centro lo llevan las Assumption Sisters de Eldoret (una congregación de religiosas). Fue fundado hace cuatro años, pero ya llevan más de treinta trabajando en el rescate de niños de la calle. Estas niñas enseguida me robaron el corazón… Llegan de la calle con pasados e historias muy difíciles, y con heridas que necesitan sanar. Han sido abandonadas, han sufrido abusos, han sido drogadas, rechazadas… son niñas que necesitan amor y saberse queridas, importantes y valoradas.

¿Qué actividades realizaste durante tu estancia en este centro?

¡Creo que la lista sería infinita! Para mí, la actividad más importante ha sido sacar la felicidad que las niñas llevan dentro dándoles mucho amor. Mi objetivo era, y sigue siendo, que sean felices y nada me llena más que verlas sonreír. Mi tarea principal era la de acompañarlas: estar con ellas y ayudarlas a sentirse valoradas, acogidas. Un día, un amigo de Dorothea le dijo a Sister Caro (la religiosa superiora): “No sé dónde está Lucía, no le encuentro”. Sister Caro le respondió: “Cuando no encuentres a Lucía, busca a las niñas. Siempre está con ellas.” Esta frase define muy bien lo que he hecho allí. ¡No me he despegado ni un minuto de ellas! He sido profesora, amiga y madre.

Y a la hora de adaptarte a un nuevo entorno y cultura, ¿qué desafíos tuviste que afrontar?

Al principio tuve bastante choque cultural, ver tanta pobreza y desigualdad me costaba mucho. Pero soy bastante curiosa y, desde el primer momento, miraba y preguntaba por todo. Cuando iba en coche no despegaba la mirada de la ventana. Es una cultura maravillosa, son personas muy buenas y acogedoras. Pronto me sentí como en casa. Y aunque las cosas se hacen de una manera diferente, “donde fueres, haz lo que vieres” ¡y así ha sido muy fácil!

¿Puedes compartir alguna historia conmovedora sobre alguna niña que conociste en el centro? ¿Cómo cambian sus vidas gracias al apoyo que reciben en Dorothea Rescue Centre?

Este es un tema del que me cuesta más hablar. Lo más difícil que viví durante los meses que estuve con estas niñas fue ir conociendo en profundidad sus heridas, a la vez que crecía mi amor hacia ellas. Cada una tiene una historia diferente. Todas vienen de situaciones complicadas, algunas más que otras. Han pasado por mucha droga, abusos, por la cárcel, maltratos, hambre, rechazos… Si me preguntas por una, no sabría ni querría elegir. Todas sus historias hacen que a uno se le parta el corazón. Dorothea les da esperanza de cambiar su futuro, de valorarse a ellas mismas, de saberse queridas. Se les hace muy conscientes de que su pasado no determina su futuro.

Y en base a tu experiencia, ¿qué aprendizajes o habilidades crees que las niñas ganan al estar en este centro, que es su hogar?

¡Aprenden de todo! Son las niñas más buenas y educadas que he visto nunca. Aprenden desde a rezar hasta a limpiar. Las monjas les enseñan y demuestran con su ejemplo que Dios es bueno y las quiere, lo que les va ayudando poco a poco a ser independientes.

Para entenderlo mejor, hay que partir de la base de que, en la cultura de allí, la mujer muchas veces tiene un papel secundario en la sociedad. Y, si además, viene de la calle, tiene SIDA o queda embarazada siendo adolescente, queda aún más relegada.

Me he encontrado con mucho sufrimiento frente a los tópicos de que allí los niños siempre sonríen. Creo que Dorothea Rescue Centre realmente les da ‘fuerza’, les tira hacia arriba. Aprenden a lavar, cocinar, limpiar, coser, ordenar, modales en la mesa, saber estar, cuidarse y quererse entre ellas… y todo dirigido a preparar la reinserción: que vayan o retomen el colegio, que se labren un futuro y que tengan una infancia en el presente. Son muy responsables, pero ante todo son niñas que quieren jugar, sonreír y crecer.

En el marco del proyecto Karibu Sana, en el que se inserta Dorothea Rescue Centre, hace unas semanas habéis lanzado una campaña de fundraising… ¿nos puedes explicar en qué consiste y cuál es su objetivo?

Buscamos construir otra habitación para las niñas. Ahora solo tenemos una con 24 camas, y ya hay 53 niñas. Os podéis imaginar el panorama… colchones por el suelo y niñas compartiendo cama entre dos o tres. Además, en septiembre se iba a rescatar a un nuevo grupo de niñas de la calle, pero se tuvo que cancelar por falta de espacio. De todas formas, en febrero se ha logrado restacar a 8 niñas más, a pesar de la falta de espacio porque queremos seguir con esta gran labor. La nueva habitación es una necesidad muy urgente…

¿Qué mensaje te gustaría transmitir a las personas que están considerando apoyar esta campaña?

Creo que siempre hay que pensar en lo que nos gustaría tener nosotros y lo que nos gustaría que tuvieran nuestros hijos. Lo mismo para estas niñas. En el fondo, todo proyecto de ayuda y rescate es una defensa de la dignidad de la persona, que siempre es absoluta. Cualquier niña se merece poder dormir en su propia cama, descansar bien, tener seguridad, un espacio propio y compartido, un rincón al que poder llamar su casa.

Con esta nueva habitación se podrá seguir rescatando niñas, atender mejor a las que ya hay, mejorar las condiciones de su estancia y por lo tanto la calidad de su rescate. Es una actuación esencial para romper el círculo de la pobreza de estas niñas, consiguiendo así, a través de la educación, cambiar su vida para siempre.

En definitiva, con la ayuda de los donantes podremos conseguirlo. Yo, personalmente, tengo mucha ilusión por hacer esto realidad. Me encantaría daros mis ojos para que vierais lo que yo he visto y vivido. Estoy segura de que, si lo vieseis, no dudaríais en ayudarlas. Además, ¡las niñas rezan todos los días por sus benefactores!

¿Tienes planes de regresar a Kenia o participar en otros proyectos similares en el futuro?

¡Por supuesto que sí! ¡No me imagino mi vida sin ver a las niñas! De hecho, después de aquellos 4 meses con ellas, volví en dos ocasiones más: en agosto y diciembre. Trato de volver con toda la frecuencia que me es posible.

Lo digo mucho, pero es muy real que me han robado el corazón, hemos pasado mucho tiempo juntas y ahora siento que tengo cierta responsabilidad con ellas. No puedo volver a mi vida en España sin mirar hacia atrás. Como les dije antes de irme, siempre les voy a ayudar en lo que pueda. Quiero que cada una de ellas llegue lejos y no vuelva a vivir en la calle nunca más. Y quiero que esto se mantenga en el tiempo, también para las niñas a las que yo ya no voy a conocer pero que, por desgracia, estarán en esa situación vulnerable. En cuanto a participar en otros proyectos, por supuesto que me encantaría. ¡Pero voy a empezar poco a poco! Por ahora mi misión consiste en sacar a estas niñas adelante.

Por último, Lucía, ¿hay algo más que te gustaría compartir sobre tu experiencia o sobre la situación de las niñas en Kenia?

Podría hablar durante horas sobre lo que he vivido y aprendido en Kenia, han sido muchas cosas. Lo más importante es que la felicidad está en lo pequeño, en lo sencillo y en entregarse a los demás. Como decía San Juan Pablo II, “El amor vence siempre”, ¡y así lo creo! He tenido muy presente esta frase durante toda mi estancia con las niñas. Queda mucho por hacer. Una parte de mí siempre estará en Kenia.

Puede colaborar con Lucía Buxens en esta campaña para financiar una nueva habitación para las niñas de Dorothea Rescue Centre a través de este enlace: https://promocionsocial.org/socio-colaborador-karibu-sana-dorothea-puntual/ 

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