Fotografías: ©UNICEF/UN08027/UN07969
Hace tres años, los dirigentes de las organizaciones humanitarias de las Naciones Unidas hicieron un llamamiento urgente a todos aquellos que pudieran poner fin al conflicto en Siria. Pidieron que se hicieran todos los esfuerzos posibles para salvar al pueblo sirio. “Ya basta”, dijeron, de tanto sufrimiento y derramamiento de sangre.
Eso fue hace tres años.
Ahora, esta guerra brutal se acerca a su sexto año. Continúa el derramamiento de sangre. El sufrimiento se agrava.
Es por ello que hoy, nosotros, los dirigentes de organizaciones humanitarias y de las agencias de las Naciones Unidas, realizamos un llamamiento no sólo a los gobiernos sino a cada uno de ustedes –ciudadanos del mundo– para que alcen sus voces a fin de detener esta carnicería. Para exhortar a todas las partes a que alcancen un acuerdo de alto el fuego y busquen un camino hacia la paz.
Más que nunca, el mundo necesita escuchar una voz pública y colectiva que exija el fin de estas atrocidades. Porque este conflicto y sus consecuencias nos afectan a todos.
Afecta a todos aquellos que han perdido a sus seres queridos y sus medios de vida en Siria, que han tenido que huir de sus hogares, o que viven desesperados bajo el asedio. Hoy en día, alrededor de 13,5 millones de personas necesitan ayuda humanitaria en el interior de Siria. No es simplemente una estadística. Son 13,5 millones de seres humanos cuyas vidas y cuyo porvenir están en peligro.
Afecta a las familias que, con pocas posibilidades de obtener un futuro mejor, se embarcan en peligrosos viajes en busca de refugio en tierras extranjeras. Debido a la guerra, 4,6 millones de personas han huido a los países vecinos o a otros más lejanos.
Afecta a toda una generación de niños y jóvenes que, privados de educación y traumatizados por los horrores que han vivido, ven cómo la violencia configura cada vez más su porvenir.
Afecta a personas que viven más allá de Siria, que han visto cómo las violentas repercusiones de la crisis han llegado a las calles, las oficinas y los restaurantes que se encuentran cerca de sus hogares.
Y afecta a todos aquellos que, en todo el mundo, ven como el conflicto influye de manera invisible en su bienestar económico.
Aquellos que tienen la capacidad de impedir el sufrimiento pueden –y, por lo tanto, deben– actuar ahora. Hasta que haya una solución diplomática al conflicto, dichas acciones deben incluir:
– Acceso sin restricciones y constante para que las organizaciones humanitarias brinden socorro inmediato a todas las personas que lo necesiten dentro de Siria;
– Pausas humanitarias y alto el fuego incondicional y supervisado para permitir la distribución entre los civiles de alimentos y de otra ayuda urgente, para organizar campañas de vacunación y de salud, y para facilitar el regreso de los niños a la escuela;
– Cese de los ataques contra las infraestructuras civiles para mantener la seguridad de las escuelas, los hospitales y los suministros de agua;
– Libertad de movimiento para todos los civiles y cese inmediato de los asedios en todas partes.
Estas son acciones prácticas. No hay ninguna razón práctica que impida su realización si existe la voluntad de hacerlo.
En nombre de nuestra humanidad compartida… por el bien de los millones de inocentes que han sufrido ya tanto… y en nombre de los millones de personas cuyas vidas y cuyo porvenir se encuentran en peligro, pedimos que se tomen medidas ahora mismo.
Ahora mismo.
21 de enero de 2016
Poner fin a la #CrisisDeSiria