Este mes de mayo finaliza un proyecto que hemos desarrollado en Ammán (Jordania) para proporcionar servicios de rehabilitación integral a niños y niñas con diversidad funcional, apoyando también a sus familias y cuidadores.
Con la colaboración de nuestro socio local, Al Hussein Society (AHS), y el apoyo financiero de la Fondazione Terzo Pilastro, hemos trabajado por proporcionar una atención pediátrica y dental de calidad a estos niños y niñas en las instalaciones de AHS.
La historia de Jena
Jena Al-Hassena tiene 5 años y medio y ha sido una de las participantes en esa iniciativa. Su madre, Suzan Al-Hassenan, cuenta que, antes del proyecto, vivían una situación de total precariedad a la hora de tratar la discapacidad de su hija. Además, reconoce que, aunque podría haber encontrado otro centro, no podría haber asumido el coste económico: “En Jordania es casi imposible encontrar un centro especializado que ofrezca todos los servicios que brinda AHS sin coste alguno”, explica Suzan.
Además, Suzan recuerda experiencias desagradables al intentar tratar la discapacidad de su hija en otros centros. “Insinúan que, como tu hija tiene discapacidad, no debe ser tratada como una niña más, y eso duele mucho”, comenta.
Por esta razón, se siente muy agradecida por la oportunidad que ha supuesto participar en esta iniciativa: “Tuve mucha suerte porque, tras realizar la pertinente evaluación de necesidades, se confirmó que mi hija y yo cumplíamos con todos los requisitos necesarios para formar parte del proyecto impulsado por la Fundación Promoción Social y AHS”.
En este sentido, Suzan también alaba el trabajo y la profesionalidad del personal de AHS, que trabaja de forma conjunta y coordinada para ofrecer una atención de calidad a estos niños y niñas y a sus familias. “Me di cuenta de que, realmente, AHS podía ser la única alternativa posible para tratar el caso de mi hija de una forma integral, trabajando no solo aspectos relacionados con el aparato motor”, explica. Y es que este centro cuenta con herramientas tecnológicas punteras para tratar, por ejemplo, la estimulación cognitiva de estos pacientes y una piscina equipada para estimular la musculatura de los niños y niñas que lo requieran.
Desde que iniciaron su participación en el proyecto, Suzan cuenta con alegría que “mi hija ahora se despierta feliz, y cuando nos aproximamos al centro e identifica dónde la estoy llevando, comienza a sonreír. Le gusta mucho, se lo pasa bien, disfruta y se divierte. Aunque no puede hablar, se puede ver en su cara que le encanta venir”.
Recibir estos servicios de rehabilitación integral para tratar la discapacidad de Jena, además, ha permitido que la pequeña ya comience a mostrar unos avances muy destacables. “Hasta hace pocas semanas, mi hija no era capaz de levantarse por sí misma del suelo y caminar unos pasos. Ahora lo hace, con el apoyo de un adulto, pero sabe que es capaz”, afirma su madre. “Ha ganado no solo en capacidades, sino también en confianza en ella misma, ya que, estoy segura, de que es consciente de estos avances. Además, duerme mejor y está más calmada”.
Gracias a esta oportunidad, Suzan afronta el futuro de su familia y de su hija con esperanza y confianza: “Estamos todos más tranquilos sabiendo que Jena recibe una atención personalizada en AHS. Sabemos que tiene un margen de mejora muy amplio si sigue accediendo a estos servicios integrales en los próximos meses y años. Si ella está bien, todos en la familia también lo estamos”.
La experiencia profesional y personal de Mai
Mai Al-Ramahi es fisioterapeuta y ha sido coordinadora del equipo de atención temprana en este proyecto. Comenzó a trabajar en AHS hace más de 11 años, poco después de finalizar sus estudios universitarios.
Confiesa que le encanta su trabajo y que tiene la gran suerte de trabajar con sus amigos y compañeras de la carrera. “Nadie tiene un equipo de medios técnicos y profesionales como el que tengo yo, os lo aseguro”, dice con orgullo.
Con respecto al proyecto, explica que fue diseñado basándose en unas evaluaciones de necesidades muy precisas y entendiendo que los casos de estos niños y niñas requerían la aplicación de una metodología integral.
En este sentido, subraya que “ha sido una experiencia maravillosa, ya que hemos logrado progresos muy importantes en multitud de casos. Tanto en lo personal como en lo profesional ha sido muy gratificante”.
Además, añade que gracias a esta iniciativa ha constatado que la perseverancia también da sus frutos cuando se trabaja con niños con diversidad funcional. “Las carencias físicas y cognitivas pueden tratarse a través del ejercicio y la estimulación constantes, y es así como se logran unos resultados que podían parecer imposibles al principio”, explica.
Desde el punto de vista personal, Mai también ha comprobado con satisfacción cómo los padres y madres de estos pacientes “se quedan sin palabras cuando ven los avances que logran sus hijos e hijas con el paso de las sesiones. Es muy emocionante”.