Este 22 de mayo hemos celebramos el almuerzo solidario anual de la Fundación Promoción Social, un encuentro en el que se han dado cita muchos de nuestros socios, colaboradores y amigos.
El tema de este almuerzo ha girado en torno a nuestra campaña ‘SOS: Reconstruye la esperanza en Gaza’, una iniciativa con la que estamos trabajando por recaudar fondos para la reconstrucción de la Escuela Sagrada Familia en Gaza. Este centro educativo fue construido por nuestra fundación entre los años 2000 y 2002 y se ha visto gravemente dañado por los embates de conflicto que está teniendo lugar actualmente en esta región.
Una reconstrucción urgente
Así, el almuerzo solidario ha comenzado con unas palabras de bienvenida de Jumana Trad, presidenta de la Fundación, en las que ha recordado y manifestado nuestro compromiso con el desarrollo de los Territorios Palestinos, en los que trabajamos desde el año 1994. Entre todos los proyectos que hemos desarrollado en esta parte del mundo, Trad ha admitido que “uno de los más significativos y especiales para nosotros ha sido la construcción de la Escuela Sagrada Familia del Patriarcado Latino en Gaza”, recordando, además, que “este centro educativo está destinado a acoger a 800 niños y niñas gazatíes sin distinción de raza, nacionalidad o religión”, por lo que su reconstrucción es para nosotros “una prioridad urgente”, para preservar su legado de inclusión, además de su excelencia educativa.
A continuación, nuestra directora de Proyectos, Macarena Cotelo, el periodista de COPE, Fernando de Haro, y nuestro nuevo jefe en misión en Jerusalén, Yacoub Tahhan, han protagonizado un coloquio en el que han compartido su experiencia y testimonio personal con relación a la presencia de los cristianos de Tierra Santa.
Desde el plano de la cooperación y desde el punto de vista de nuestra Fundación, Cotelo ha señalado que “todo nuestro trabajo tiene como objetivo mantener la esperanza de la gente”, por lo que, desde el inicio, la educación se ha considerado como un área de trabajo fundamental en la que hemos desarrollado muchas iniciativas para “construir futuro”.
Cotelo también se ha referido a la Escuela Sagrada Familia que construimos en Gaza y ha relatado que en varios conflictos pasados y en la guerra actual ha servido como refugio, especialmente para las minorías cristianas. “Actualmente ha llegado a albergar a unas 2.500 personas”, ha explicado.
Asimismo, ha contado que el Patriarca Latino de Jerusalén, el cardenal Pierbattista Pizzaballa, visitó la semana pasada la parroquia de Gaza y pudo ver las penurias con las que tantas personas están sobreviviendo al conflicto. “Estamos muy en contacto con el Patriarcado Latino para ver cómo evolucionan los acontecimientos y estar preparados para iniciar la reconstrucción de la Escuela Sagrada Familia cuanto antes”, ha dicho al respecto.
“Seguiremos trabajando para ayudar a las personas. Queremos estar ahí siempre, ese es nuestro propósito”, ha subrayado Cotelo.
La relevancia de los cristianos de Tierra Santa
Por su parte, Fernando de Haro ha explicado que “Oriente Medio es todo Tierra Santa” y ha compartido su experiencia acerca del interés personal de su trabajo periodístico sobre el papel de las minorías cristianas en esta región.
Al principio, su objetivo fue explicar y denunciar desde un punto de vista cuantitativo cómo la presión de los diferentes poderes políticos de la zona había logrado disminuir el número de cristianos en Oriente Medio y relatar el modo de vida de “esta gente de luz”, como los ha denominado.
Sin embargo, a medida que avanzaba en este trabajo periodístico, de Haro fue descubriendo “la importancia cualitativa de la presencia de estos cristianos”, sin importarle ya tanto el número. Así, descubrió que son muy relevantes en dos sentidos. En primer lugar, para recordar a los cristianos de todo el mundo, especialmente a los de Occidente, que “el cristianismo no es solo una suma de valores, sino que es un acontecimiento que ocurrió hace más de 2.000 años”. En segundo lugar, pudo constatar el papel clave que estos cristianos juegan de cara a la construcción civil de las sociedades en las que viven.
Un testimonio vivo
Yacoub Tahhan ha compartido con los asistentes su testimonio personal como cristiano de Oriente Medio. “Permanecemos en un territorio en conflicto continuo que también sentimos que es nuestro, porque es la tierra en la que vivió Jesucristo”, ha declarado.
En este sentido, ha explicado que actualmente se estima que en Tierra Santa viven solo unos 180.000 cristianos, cuando, en realidad, se calcula que debería haber alrededor de un millón. “La situación de los cristianos en Tierra Santa siempre ha sido complicada, sobre todo a partir del siglo XIX, cuando muchos conocieron el modo de vida occidental y decidieron migrar hacia otros países, tal y como volvió a ocurrir en las guerras de 1948 y 1967”, ha argumentado.
“No queremos que Tierra Santa sea un museo de piedras muertas, queremos mantener las tradiciones y costumbres cristianas”, ha señalado Tahhan a la hora de justificar la razón por la que estas minorías cristianas deciden permanecer allí. Pese a ello, ha reconocido que “cada vez se nos está haciendo más difícil y nos cuestionamos nuestra permanencia”.
Con respecto a la guerra actual que comenzó en octubre de 2023, ha explicado que esta situación está perjudicando profundamente a los cristianos de Gaza, Cisjordania y Jerusalén. A los primeros, fundamentalmente, porque se están atacando sin distinción las infraestructuras civiles y religiosas, como colegios e iglesias. A los segundos y terceros, porque las restricciones de movimiento, el cierre de fronteras, o la caída en picado de sectores económicos clave, como el turismo, está dificultando cada vez más el día a día de los ciudadanos en muchos sentidos.
En esta misma línea, Tahhan ha lamentado que “la guerra siempre da protagonismo a los radicales de los bandos, por lo que las personas también se radicalizan, tal y como está ocurriendo ahora mismo”. Frente a esta triste situación, ha recordado que “los cristianos creemos que hay que vivir en paz; el radicalismo no puede ser un modo de vida”, por lo que “permanecemos no por una declaración de lucha, sino porque es Tierra Santa”.