El pasado martes 16 de octubre recibimos en nuestra sede la visita de Nadim Shehadi, libanés, investigador asociado del Programa de Oriente Medio de Chatham House y miembro del comité asesor del Centro de Estudios de Oriente Medio de Fundación Promoción Social (www.cemofps.org) desde sus inicios.
Nadim Shehadi participó el pasado lunes en el seminario “El Líbano bajo presión” organizado por Casa Árabe donde abordó el tema de la dimensión regional de la crisis libanesa.
Durante su visita pudimos conversar acerca de esta y de otras cuestiones.
Sobre Líbano nos comentó que aunque hoy en día afronta muchos problemas, es un país en paz y en el que impera una situación de consenso.
Mientras que la situación de todos los países de la Región es muy delicada y se agrava, no ocurre, en su opinión, lo mismo con Líbano. Su explicación es que durante el siglo XX se ensalzaba un modelo de un estado fuerte, secular, homogéneo, cohesivo, proveedor de servicios, según sus palabras, similar a lo que Atatürk hizo en Turquía para conseguir una sociedad secular, o el partido Ba’ath en Siria, o Burguiba en Túnez, incluso Gaddafi en Libia.
Para él, entre los europeos existía la idea arraigada de perseguir un estado secular, cohesivo y homogéneo, con fronteras soberanas y políticamente activo, de manera que el Líbano durante todo el siglo XX se consideró un fracaso, porque el Líbano nunca llegó a ser cohesivo y homogéneo:
“Tenemos un sistema donde el poder está compartido y las religiones se ocupan de sus propios asuntos. Los libaneses no son nacionalistas y, de alguna forma, son sectarios”.
Según él, si repasamos los informes y lo escrito en torno a 2009 sobre la Región, existía consenso sobre la situación ideal de Siria, Irak se consideraba que estaba siguiendo el camino correcto, Egipto y Túnez gozaban de una buena situación, y Libia se estaba reformando; frente a todas estas opiniones, el Líbano era un fracaso, un caso perdido y un lugar a punto de explotar.
Dos años después, todos colapsaron y el Líbano sigue siendo el mismo, apostilló. Shehadi tras esta reflexión abordó su explicación sobre el fenómeno de la “Primavera Árabe” (Arab Spring):
“Por todo lo que he comentado anteriormente, mi interpretación de la Primavera Árabe es la siguiente: yo no traduzco “Spring” como ‘primavera’ sino como ‘muelle’, que es el otro significado de la palabra inglesa. Cuanto más se presiona sobre el muelle (primavera) más alto salta y es menos predecible cómo lo hace. En el Líbano nunca tuvimos un estado muy fuerte que reprimiera a toda la sociedad como ocurría en Turquía, en Siria, en Irak, en Egipto y en Libia, por lo que la “primavera” en el Líbano no estaba bajo presión, mientras que el fenómeno de las primaveras árabes en otros países sí, y estaban a punto de explotar”.
Según Nadim Shehadi, el modelo que debemos revisar para la Región es el de la coexistencia entre personas sin un estado fuerte para reprimirlas. Propone que el Líbano, que fue desacreditado durante todo el siglo XX, ahora debe tomarse más en serio, en una situación de crisis mundial donde los estados y las clases dirigentes sufren todos estos movimientos populistas emergentes, también nacionalistas, como en México, en Italia o en Hungría. A estos fenómenos, que actualmente cuestionan a las clases dirigentes se une el de la deuda de los estados que supone un grave problema para la economía en su conjunto y que puede llegar a provocar el colapso de la economía global.
Según él esta nueva situación es resultado del fracaso del modelo de estado comentado previamente que se ha perseguido durante el siglo XX, y se deberían examinar modelos alternativos.
En Europa tenemos la concepción de que el modelo de estado idóneo es el que cumple con todos estos criterios de estado secular, homogéneo y fuerte, soberano, etc. Así Europa confía en transformar Siria, según su opinión, porque la Política Europea de Vecindad es un monstruo burocrático que fue construido para transformar un país como la Rumanía de Ceausescu.
En un país liberal europeo, los europeos creen que tienen los instrumentos para reformar Siria, y para ellos trabajar con un ciudadano como Asad es relativamente cómodo porque tienen miles de páginas, de reglas y regulaciones, y cuentan con miles de expertos capaces de aportar hasta el último punto sobre cómo hacer la reforma tradicional, la reforma del sector de la seguridad, la reforma constitucional, la liberalización de la economía, y además porque ya lo hicieron con la Europa del Este.
Pero según él, no pueden hacerlo en una situación donde las primaveras árabes han estallado como resortes, han aparecido fenómenos como el de los Hermanos Musulmanes, tribales, etc., y este es el nuevo orden que tenemos que entender en la región.