Jacinta es una niña de 10 años que vive en una zona rural de Bolivia, en la que ni su familia ni sus amigos pueden acceder al saneamiento y al agua potable desde sus hogares.
En el audiovisual, ‘Colorín, colorado, este cuento debe ser cambiado’, Jacinta cuenta cómo la escasez de agua condiciona y limita su día a día en aspectos tan básicos como la alimentación, la higiene, la educación, el juego e, incluso, en la seguridad. Y es que, la falta de disponibilidad de agua potable de calidad en su hogar provoca que la propia Jacinta tenga que recorrer a pie varios kilómetros al día para proveer del agua necesaria a su familia, exponiéndose, incluso, a situaciones de inseguridad personal.
La historia de Jacinta es solo un ejemplo de la realidad que viven a diario muchas personas que pertenecen a comunidades rurales indígenas de Bolivia, sobre todo de las mujeres y niñas, ya que suelen ser ellas las responsables de suministrar este recurso para el consumo familiar. La disponibilidad del agua necesaria y de calidad en sus hogares no solo repercutiría positivamente en la seguridad, higiene, alimentación y gestión del tiempo de estas mujeres y niñas, sino que también permitiría prevenir situaciones de violencia y, por tanto, promocionar sus derechos.
Este es el objetivo con el que estamos desarrollando un proyecto que promueve el derecho al agua y al saneamiento en tres comunidades rurales vulnerables de Santa Cruz, en Bolivia, con la colaboración de nuestro socio local, la Asociación para la Erradicación de la Pobreza (APEP), y el apoyo financiero de la Generalitat Valenciana.
Precisamente, en el marco de este proyecto, hemos diseñado conjuntamente con la artista Chantal Vizcaíno y la agencia de comunicación de Alberto Pla este audiovisual como parte de una iniciativa de Educación para el Desarrollo que estamos desarrollando en varios centros educativos de la Generalitat Valenciana.
De esta forma, los y las estudiantes de 11 y 10 años están conociendo de primera mano la historia de Jacinta y sus anhelos por tener una vida mejor. Su testimonio les está permitiendo descubrir y ser conscientes de las dificultades que afrontan cada día los niños y las niñas que, como Jacinta, viven en zonas rurales sin acceso al agua potable y a otras infraestructuras básicas. Asimismo, como parte de esta sensibilización, los alumnos y las alumnas están reflexionando acerca de las diferencias que existen entre su realidad y la de aquellos niños y niñas.
Hasta el momento, los estudiantes del CEIP Ausiàs March, el Colegio Parroquial Diocesano Santiago Apóstol y CEIP San José de Calasaz (todos ellos de Valencia) ya han conocido a Jacinta y han participado en esta iniciativa que les invita a comprometerse y actuar para lograr un mundo más solidario, justo y equitativo.