27 febrero, 2013
Jumana Trad, miembro del Comité Ejecutivo del CEMOFPSC, analiza algunas de las consecuencias de la primavera árabe siria en Líbano

 

 

 

 

Como parte del las conferencias VII Ciclo de Conferencias “Alfonso X”, organizado por la Universidad de Castilla-La Mancha, el pasado 20 de febrero, Jumana Trad, miembro del Comité Ejecutivo del CEMOFPSC, centró su intervención en la primavera árabe siria y su repercusión en el país vecino: Líbano.

 

 

 

“La convivencia política cristiano-musulmana en Oriente Medio: el caso peculiar de Líbano”

Estos últimos años, con las revueltas árabes, en un contexto sociopolítico muy tenso en la región, las minorías, y en particular las cristianas, de tres de los países, y no precisamente los más pequeños, Egipto, Siria e Iraq, viven días críticos para su futuro.  Mientras, en el Líbano, el único país de la zona que incluye en su constitución la libertad religiosa y la igualdad entre todos sus ciudadanos, existe el gran riesgo de que la guerra de Siria pueda extenderse hacia él.

Las revueltas de la primavera árabe en Siria se han convertido en una sangrienta guerra civil con matices cada vez más sectarios; las fuerzas pro regímenes son en su mayoría alauitas y rebeldes suníes. El país está cayendo en la anarquía y el empobrecimiento, mientras la ONU ha contabilizado ya 70.000 muertos. 

 

Actualmente, el Líbano, país de 4.000.000 de habitantes, está acogiendo a un elevado número de refugiados: ya son más de 305.000 personas, según el censo de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados, las que han cruzado sus fronteras para escapar de la violencia en Siria, pero esta cifra podría ser mayor, debido a la presencia de un gran número de trabajadores en este país de economía liberal y más próspero que su vecino. 

 

El Líbano es un país pequeño y muy peculiar en esta zona del mundo. Cohabitan en él 18 confesiones y ritos religiosos distintos de las tres religiones monoteístas: cristiana, musulmana y judía. Todos sus ciudadanos tienen los mismos derechos y deberes, mientras su constitución les garantiza la libertad religiosa. Su sistema político es democrático, repartiendo entre todas las confesiones religiosas los cargos públicos y su economía liberal.  Este sistema político frágil viene siendo amenazado desde hace décadas por la violencia y los conflictos civiles, y también por sus vecinos Israel y Siria. 

 

Muchos libaneses tienen un recuerdo doloroso de la ocupación siria del país (1976-2005) y no quieren saber nada del problema.  Mientras, el recuerdo de la llegada de los refugiados palestinos al Líbano hace 60 años, todavía sin solución, ha provocado que el gobierno no haya querido tomar ninguna decisión en cuanto a la acogida de los refugiados sirios, aunque últimamente, y alertado por las organizaciones de la sociedad civil, ha dado el visto bueno para la puesta en marcha de dos campos de refugiados con capacidad para 5.000 personas, situados en la frontera siria, al oeste del país.

 

Mientras tanto, los refugiados se van instalando donde pueden en un Líbano que sufrió 15 años de guerra civil sectaria, y se teme que la violencia se agrave. En efecto, la misma población libanesa está dividida entre los que apoyan al gobierno sirio (principalmente Hizbollah y grupos armados alauitas) y los que apoyan a los insurgentes (grupos armados sunitas). Algunos enfrentamientos se han producido ya en el norte y el sur del país, mientras la situación en los pueblos de la frontera es muy delicada, porque a menudo son el blanco de dichos enfrentamientos.

 

A pesar de los pronósticos pesimistas, cabe esperar que una solución negociada y dialogada pueda producirse antes de que el conflicto acabe arrastrando a más países a la tormenta.

 

Jumana Trad
Patrono de la FPSC y miembro del Comité Ejecutivo del Centro de Estudios de Oriente Medio de la FPSC

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