Este proyecto pretendía mejorar el poder adquisitivo de las familias mediante la incorporación de nuevos sistemas de producción, que se adapten a la cultura local y que sean fácilmente sostenibles a largo plazo.
Para ello se construyeron 120 invernaderos asignados a partes iguales a mujeres y hombres que permiten a las 120 familias beneficiarias incrementar el volumen de producción y consumo de hortalizas.
Esta acción se reforzó con tres cursos de 4 horas cada uno dirigidos a los beneficiarios, que les capacitaban para mantener y gestionar su invernadero de forma independiente en el futuro.
Los invernaderos en funcionamiento están permitiendo a 120 familias beneficiarias incrementar el volumen de producción y el consumo de hortalizas en su alimentación, así como iniciar una línea de comercialización de estas producciones con mejor calidad y aceptación en el mercado.
Las 60 mujeres beneficiarias directas son propietarias de sus invernaderos a través de un documento de propiedad, lo que sin duda contribuye a mejorar su situación y a potenciar sus capacidades.