El pasado 8 de abril finalizó el convenio “Desarrollo rural sostenible y equitativo en Cisjordania, incluyendo la puesta en uso y la gestión responsable de tierras y recursos hídricos para pequeños y medianos agricultores”, financiado la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID). y en el que Fundación Promoción Social y su socio local Palestinian Agricultural Relief Committees (PARC) han trabajado durante 4 años en Tulkarem y Qalqiliya, al noroeste de Cisjordania.
Orientado a que la población rural palestina alcance sus derechos de acceso a los recursos naturales, concretamente el agua y la tierra para explotación agrícola, y así contribuir a su desarrollo socio económico, se ha trabajado en desarrollo rural con un enfoque holístico, prestando especial atención al enfoque medioambiental y a la igualdad de género.
Si la sostenibilidad medioambiental es una prioridad mundial, en contextos geográficos, climatológicos y políticos como el palestino, prestar atención a cuestiones vinculadas con la sostenibilidad del agua, el tratamiento del terreno frente a la desertificación y su manejo sostenible con productos no contaminantes, se convierten en un recurso casi vital, al tratarse de una orografía con un clima semiárido, con escasas precipitaciones y contar con graves restricciones causadas por la ocupación política por parte del Estado de Israel. Estas cuestiones han sido tratadas a través de seminarios, sensibilizaciones y talleres de incidencia, y también de forma práctica, con el trabajo con plantas de tratamiento de agua, gestión sostenible de los sistemas de riego y el uso de abonos orgánicos frente a los químicos.
Por su parte, el enfoque de género, en una sociedad donde las mujeres están fuertemente desplazadas de los sectores productivos y los espacios de tomas de decisiones, ha sido un trabajo fundamental a lo largo de estos años de implementación del convenio. Siendo las mujeres un colectivo especialmente vulnerable ante la discriminación, se han realizado con ellas actividades específicas. Su participación no se ha considerado solo como una cuestión de justicia e igualdad, sino que además se ha fomentado que sean actores activos, dotándolas de capacidades para dar continuidad al trabajo iniciado con el convenio. Siempre vinculado a la correcta adecuación sociocultural, se ha trabajado en superar el papel de las mujeres tradicionalmente ligado a la agricultura, relegado a las actividades más ingratas y menos vinculadas a la generación de ingresos. De esta manera, a través del convenio, se ha facilitado su participación en ámbitos productivos que contribuyen a garantizar la seguridad alimentaria de sus familias, así como a la economía familiar gracias a la venta de productos. Entre las actividades concretas realizadas se han apoyado huertos domésticos y se han establecido cooperativas de mujeres (con negocios propios vinculados a pastelería, alimentos procesados como encurtidos y lácteos, con una gran demanda local). Como cierre del convenio, las últimas actividades se han sumado a las celebraciones realizadas el pasado mes de marzo por el Día de la Mujer en Palestina, con la participación en la feria de comercio de mujeres rurales, un importante evento para dar visibilidad a las asociaciones y cooperativas de mujeres, dotándolas de un espacio para vender sus productos e intercambiar ideas. Es importante destacar que estas mujeres se enfrentan, además, a las restricciones añadidas del sector en Palestina, como los altos precios de los insumos agrícolas, las débiles capacidades postcosecha y el acceso limitado a los servicios y mercados. Los conocimientos adquiridos en capacitación de procesado de alimentos y marketing han contribuido a que muchas de estas mujeres hayan visto prosperar sus pequeñas iniciativas comerciales de forma paulatina y segura.
Firmemente convencidos de que la generación de capacidades es un elemento fundamental para que las personas se apropien de su propio desarrollo, el convenio ha realizado numerosas formaciones especializadas dirigidas a los titulares de derechos (agricultore/as y productore/as) tanto individuos como colectivos, reforzando así las capacidades institucionales a través de asociaciones y cooperativas que puedan defender sus intereses y fortalecer su actividad como grupo organizado.
En resumen, los principales logros alcanzados por el convenio pueden resumirse de la manera siguiente:
- El incremento del terreno agrícola para cultivo y la superficie de tierra regada ha permitido aumentar la producción agrícola, lo que supone una fuente de alimentación e ingresos a familias pobres con muy limitados recursos. También se ha diversificado su dieta, con la introducción de 5 nuevos cultivos totalmente adaptados a sus costumbres locales y climatología.
- La apertura de caminos agrícolas (10 km) ha traído grandes beneficios a más de 400 personas que son capaces de llegar a sus huertas y campos, permitiendo el acceso a vehículos y maquinaria para el arado, lo que supone un gran ahorro en recursos, mejora en la gestión de su tiempo y energía, aumentando su calidad de vida.
- Se ha mejorado sustancialmente la gestión del agua para uso agrícola, apoyando una agricultura más sostenible, y reduciendo significativamente el volumen de pérdidas, algo crucial para hacer frente a la “crisis del agua”.
- La rehabilitación de cisternas de almacenamiento de agua y de una planta de tratamiento de aguas residuales ha permitido un incremento de agua disponible adicional para el riego en más de 25.000 m3 por año.
- La construcción de una planta de compostaje ha supuesto un gran hito directamente relacionado con la sostenibilidad ambiental. Ha permitido la sustitución de abonos químicos por orgánicos y ha iniciado una incipiente política de selección y recogida de residuos creando un ejemplo de gestión fácilmente replicable.
- Las actividades realizadas han repercutido sobre la creación de empleo, ofreciendo un futuro mejor para las familias rurales de la zona. De esta manera, las vinculadas al desarrollo agrario ha consolidado el trabajo de agricultores y productores como salida profesional; la planta de compostaje ha creado puestos de trabajo en la localidad de Azzoun. Y el trabajo con mujeres ha permitido la puesta en marcha de proyectos de emprendimiento comercial, tanto vinculados a las cooperativas como individuales, empoderándolas y dotándolas de un medio de subsistencia.
El trabajo realizado durante estos cuatro años ha permitido extraer mejores prácticas como experiencias que han servido de base para un nuevo proyecto con PARC en el sector agrícola, reforzando el componente medioambiental, en el que se cuenta con la participación de la Universidad An Najah -uno de las más grandes e influyentes en Palestina, referente en investigación científica-, y el componente de género, con la plena participación de Rural Women’s Development Society.