Fatima es enfermera de Promoción Social en su clínica de salud mental en Zahle.
Se trata de la única clínica psiquiátrica disponible en todo el Valle de la Bekaa, territorio colindante con Siria, y del primer consultorio que sigue la estrategia del Ministerio de Salud libanés.
Ella trabaja junto un equipo médico formado por psiquiatras, psicólogos y trabajadores sociales. Este equipo también se desplaza a los asentamientos de refugiados, apoya a la población vulnerable de acogida en situaciones extremas (actos de violencia y riesgo de suicidio), y presta apoyo psiquiátrico y psicológico a muchos habitantes de la zona que padecen problemas de salud mental por las duras circunstancias que han atravesado y la situación que viven.
Entre la población, además, padecer algún tipo de problema de salud mental es tabú y tiende a ocultarse por parte de los familiares. El acceso a tratamiento especializado y la medicación es crucial, pero el equipo de Promoción Social se enfrenta a muchas dificultades.
Nos cuenta Fatima sobre Ahmad*, quien fue llevado a la clínica en agosto de 2016 por su cuñado después de un intento fallido de suicidio:
«Recuerdo el día en que este hombre alto y delgado entró a la clínica con una herida abierta en el cuello, sangre seca en la camisa y la cara tan pálida que parecía un fantasma. Parecía más muerto que vivo«.
El psiquiatra, la enfermera de salud mental y el trabajador determinaron su ingreso en el hospital psiquiátrico tan solo tres días después.
Durante esos tres días ni su familia ni el trabajador social se atrevían a dejarlo solo. Le acompañaban hasta el cuarto de baño, pues temían que intentase autolesionarse de nuevo, ya que repetía constantemente que se quería morir. Fue diagnosticado con trastorno depresivo severo y pasó tres meses en el hospital.
Ahmad está casado y tiene cuatro hijos. Es un refugiado sirio que llegó al Líbano en 2015 escapando de la guerra para encontrar unas condiciones mucho peores que las que esperaba. No pudo encontrar un trabajo, y según indican las notas del trabajador social (case manager), describió sus condiciones de vida como «peores que las de las vacas”.
Tres semanas después del alta, las cosas iban bien hasta que su esposa llamó al trabajador social y le dijo que su esposo se sentía mejor y que había decidido dejar de tomar su medicación. También se negaba a ir a la consulta de seguimiento con el psiquiatra. Ambos, el trabajador social y la enfermera, solían visitarlo dos veces a la semana para administrarle medicamento, y le llamaban todos los días para tratar de convencerlo para que siguiera con su tratamiento, pero fue en vano.
La familia se mudó a un lugar desconocido, sin informar previamente al trabajador social del caso, y el centro perdió el contacto con él, hasta que un día del mes de julio de 2017 apareció con su esposa en la clínica y pidió ver al psiquiatra. Ahmad apenas podía mantenerse en pie, sus movimientos era lentos y su habla ininteligible. Su esposa dijo que hacía dos semanas la tristeza se había apoderado de él y había dejado de salir de casa o asearse. Apenas hablaba con ella e ignoraba a sus hijos. Había tardado casi una semana en conseguir llevarlo a la clínica con ella, tenía miedo de que se autolesionara.
Esta vez sí aceptó tomar la medicación prescrita por el psiquiatra durante unos meses hasta que notó mejoría, pero al percibir que la medicación estaba afectando su deseo sexual, se negó a continuar con el tratamiento. Fue un gran esfuerzo el realizado conjuntamente por el psiquiatra, la enfermera, el trabajador social y la esposa hasta convencer a Ahmad de que esto sería temporal y que las cosas mejorarían.
«Este fue un caso tan difícil que me sentí muy feliz al ver a Ahmad el mes pasado cuando vino con su hija para una consulta de seguimiento con el psiquiatra. Estaba jugando con ella, bromeando conmigo y noté que había ganado un poco de peso. Me sentí aún más feliz cuando me dijo que estaba trabajando y obteniendo buenos ingresos. Esto es lo que hace que la presión de mi trabajo sea soportable, el ver la mejora en mis pacientes», nos comenta Fatima.
El trabajo de Fatima se enmarca en la actividad que Promoción Social desarrolla con el objetivo específico de mejorar el bienestar de los refugiados sirios y población vulnerable mediante la provisión de servicios de salud y apoyo psicosocial (MHPSS) en Zahlé (Valle de la Bekaa).
Esta actividad la realiza la fundación en el marco del proyecto “Reducir las barreras económicas para acceder a los servicios de salud en el Líbano (REBAHS Líbano)” que desarrolla en consorcio junto con sus socios International Medical Corps UK (IMC) y Première Urgence-Aide Médicale Internationale (PU-AMI). El consorcio trabaja para mejorar el acceso a servicios de calidad en atención primaria sanitaria, salud comunitaria y servicios de salud mental para refugiados sirios y otras poblaciones vulnerables en Beirut y Monte Líbano, Akkar, Trípoli, Bekaa y el Sur en estrecha coordinación con el Ministerio libanés de Salud Pública (MoPH).
El proyecto está financiado por la Dirección General de Vecindad y Negociaciones de Ampliación (DG NEAR) de la Comisión Europea y se basa en el objetivo general del Fondo Fiduciario Regional de la Unión Europea en Respuesta a la Crisis Siria (“Fondo MADAD”) de responder a las “necesidades de los refugiados de Siria en los países vecinos, así como de las comunidades que acogen a los refugiados y sus administraciones, en particular en lo que respecta a la resiliencia y la pronta recuperación”.
*El nombre y la imagen del beneficiario y titular de derechos al que se refiere esta información han sido modificados para preservar su identidad.